Viernes y Sábado de 9 AM. a 18 PM.
Autor: Museo de Arte Sacro
Fecha: 8 de diciembre de 2020
Cuenta la leyenda que hacia 1600 un indígena convertido al cristianismo había ido hacia las selvas del Valle Ytú para la buscar alimentos y madera. En medio del bosque se topó con una tribu que lo persiguió pero él, con su fe pidió ayuda a la Virgen de Caacupé y logró salir con vida del bosque.
El indigena también era escultor, su nombre era José.
Había sido convertido al cristianismo en Tobatí, volvía de las selvas del Valle Ytú con un gran trozo de madera de muy buena calidad, dijo que se había encontrado involuntariamente ante indios de la tribu mbayá (tribu que había decidido pelear contra la colonización española y portuguesa) a los que consideraba muy peligrosos.
José dijo haberle prometido a la Virgen María que si los mbayás no lo atrapaban, esculpiría una imagen de ella y lo veneraría.
Entonces dijo que se le apareció la propia Virgen María en persona que le gritó en guaraní: ¡Ka’aguý kupe-pe! El indio corrió y encontró un grueso tronco tras el cual se escondió. En ese momento prometió que con la madera del árbol protector tallaría la imagen de la Virgen, si es que llega a salir con vida del lugar.
Y los mbayás siguieron de largo sin advertir su presencia y el indio agradecido, en cuanto pudo regresar tomó del árbol la madera que necesitaba para esculpir la estatua de madera.
El tronco le alcanzó para esculpir dos estatuas: la mayor fue destinada a la Iglesia de Tobatí y la más pequeña la conservó el indio en su poder, para su devoción personal.
Los misioneros jesuitas decían que en el sitio preciso de la aparición había brotado agua milagrosa y que esa agua había ayudado a los guaraníes a sobrevivir el calor del verano.
Años después, la gran inundación que creó el lago de Ypacaraí amenazaba con destruir los poblados cercanos. Los frailes franciscanos, acompañados de los habitantes de la región, organizaron rogativas pidiendo la tranquilidad de las aguas.
El padre Luis de Bolaños bendijo las aguas y éstas retrocedieron hasta sus límites actuales. Pero en esta ocasión apareció flotando la imagen de la Virgen, que los misioneros dijeron que era la de la misión de Tobatí, la que el indio José talló años atrás. Desde entonces el pueblo la llamó la Virgen de los Milagros.
El indio se había instalado con su familia en ese sitio. Construyó un humilde oratorio, en torno al cual con el correr de los años, fue constituyéndose un poblado conocido primeramente como Los Ytuenses. Hacia 1765, la zona ya era conocida como el Valle de Caacupé. El 4 de abril de 1770, se toma como referencia para la fundación del pueblo de Caacupé.
Fuente: Portal Guaraní